Cioran, “La tentación de existir”

Émile Cioran, "La tentación de existir"

Sabemos mucho nosotros mismos; por otra parte, no somos nada. Revancha de nuestras lagunas en ingenuidad, en frescura, en esperanza y en estupidez, el «sentido psicológico», nuestra mayor adquisición, nos ha metamorfoseado en espectadores de nosotros mismos.  [...] Pero si se trasciende la psicología, toda nuestra «vida interior» parece una meteorología afectiva cuyas variaciones no comportan ningún significado. ¿A santo de qué interesarse por los manejos de espectros, por los estadios de la apariencia? Y ¿cómo, tras el Temps retrouvé, reclamarnos de un yo, cómo apostar todavía por nuestros secretos? No es Eliot, sino Proust, quien es el profeta de los «hollow men», de los hombres vacíos. Quitad las funciones de la memoria por las que él se ingenia para hacernos triunfar sobre el devenir y no queda ya nada en nosotros más que el ritmo que marca las etapas de nuestra delicuescencia. Desde este punto, negarse al aniquilamiento constituye una descortesía para consigo mismo. [...] Lo sabemos tanto por Proust como por el maestro Eckhart; con el primero, entramos en el goce del vacío por el tiempo; en el segundo, por la eternidad. Vacío psicológico; vacío metafísico. El uno, coronamiento de la introspección; el otro, de la meditación. El «yo» constituye un privilegio sólo de aquellos que no van hasta el fondo de sí mismos. Pero ir hasta el fondo de sí mismo es un extremo fecundo para el místico, pero nefasto para el escritor. Es imposible figurarse a Proust sobreviviendo a su obra, a la visión que la concluye. 


Cioran, E. M. (1994). Adiós a la filosofía: Y otros textos (F. Savater, Ed.). Alianza, 56-7.

 

From frowny eyes to hilarity : When you have to “find the ... 

Filosofía

Entradas populares