Deleuze, Crítica y clínica
Gilles Deleuze, Crítica y clínica
Cada
uno en su lengua puede exponer recuerdos, inventar cuentos, emitir
opiniones; a veces incluso adquiere un estilo hermoso, que le
proporciona los medios adecuados y le convierte en un escritor valorado.
Pero cuando se trata de hurgar por debajo de los cuentos, de hacer
mella en las opiniones y de alcanzar las regiones sin memorias, cuando
hay que destruir el yo, no basta ciertamente con ser un «gran» escritor,
y los medios deben resultar siempre inadecuados, el estilo deviene no
estilo, la lengua libera una extranjera desconocida, para que uno
alcance los límites del lenguaje y devenga otra cosa que escritor,
conquistando visiones fragmentadas que pasan por las palabras del poeta,
por los colores del pintor o los sonidos del músico.
(Deleuze, G. (1996). Crítica y clínica. Anagrama, p. 180)

